
No voy a esconder el hecho de que durante años venía esperando el
momento de conocer Cusco (Primero debes conocer tu propio país antes de pensar
en el extranjero, me dicen mis papás, y es lo que yo creo), pero nadie mencionó
de que tendría que pasar la noche en un aeropuerto o enfrentarme a una tormenta
de granizo. Ambas experiencias grandiosas, pero… inesperadas.
Llegamos a Cusco una mañana helada (como norteña no estoy
acostumbrada a tanto frío), y con la prioridad de dormir cuanto antes. Pero, la habitación que tenía que compartir con
Francia y Gianella… ¡No estaba lista!, así que Andrea C., Diana y Kimmy nos
acogieron en la suya. Después de superar los detalles de la instalación, nos
dispusimos a disfrutar del viaje y a buscar a Juanes… si, estaba en Cusco al
mismo tiempo que nosotras, pero esa es otra historia.
Los tours fueron espectaculares, cada iglesia y construcción
visitada era una aventura diferente. ¿La parte más difícil de la visita? Subir
Ollantaytambo y bajar hacia la ciudadela de Machu Picchu ¿La más divertida y
peligrosa? Las resbaladeras en Saccsayhuaman, ¿La mejor comida? Toda, ¿Lo más
impresionante? Las iglesias y su decoración de estilo barroco, ¿Lo más
divertido? La lluvia de granizo en Machu Picchu, ¿Lo más triste? Tener que
dejar Cusco.
En fin, fue un viaje inolvidable para la promoción, o debería decir
el grupo Hanan Pacha, donde conocimos una de las ciudades más bellas del Perú y
nos acercamos mucho más a lo que significa amar nuestra propia cultura.